
Luego de la desaparición física del religioso, y cuando su recuerdo casi había sido olvidado de la mente de los pobladores, un grupo de astrólogos vaticinaron un temible cataclismo que destruiría parte de la humanidad. El pueblo inmediatamente siguió las instrucciones que en vida había dejado el Padre Abad, y una prueba tangible fue encontrar manuscritos del religiosos realizados con su propia sangre. La población renovó su fe entregándose nuevamente a la búsqueda de la cruz.
Luego de fallidos intentos, el memorable 5 de agosto de 1866, tuvo el privilegio un joven poblador cuyo nombre fue José Mercedes Anteparra Peralta, de 22 años de edad, quien encontró la Santísima Cruz en la cumbre del cerro Chalpón, incrustada en una especie de gruta o cueva. El entonces obispo de Trujillo lo nombró como primer mayordomo, mismo encomienda que lo mantuvo hasta el día de su fallecimiento el 10 de abril de 1921.
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